Equivocarse es un error y se sabe porque aún puedes intentarlo y claro volver a fallar, pero la derrota, la derrota es diferente. Es cuando ya todo está perdido, no hay nada que hacer y aceptarlo es el único camino. Hace un tiempo sufrí una profunda tristeza, le perdí los colores y las ganas a la vida, los días sabían amargos, llevaba las polainas más pesadas en mis tobillos y muñecas y todo iba en cámara lenta… en fin, me encontraba en momentos tempestuosos como nos pasa a todos en la vida. Sin embargo aún era consciente de Jane, mi perrita. No podía imaginar un mundo donde ella viviera buscándome sin entender por qué la "abandoné", ella no entendía de muertes, era su mundo, su todo, y yo sentía que podía pasar las peores tristezas si ella estaba para ser abrazada, besada y dormir conmigo, tal como lo veía en ese momento, estábamos juntas contra un mundo terrorífico. Me sentí realmente derrotada cuando en su último aliento y su mirada perdida en el infinito, abandonó est...
Mi película Zipoliteña, tenia que ser así de interesante porque si no, no tendría nada de especial, y vaya que me mantuvo entretenida en todo este proceso. Estas dos ultimas semanas han sido un vaivén de emociones, la luna sangrienta de mayo prometió cambios y no se quedó en promesas vacías. Raro, pero me pasa que a veces me quedo sin emitir palabras. Me pasa que observo los hechos finales y me estorban los argumentos, solo me imagino el ideal soundtrack melancólico para el preciso momento y no existe descripción que le haga justicia alguna. Estos años, meses, estos días, me han mantenido, concentrada, atrapada en mi historia personal, cambios, finales, miedos, inicios, despedidas, aventuras, y lo digo así, sin orden literario porque a la vida le importa un carajo ser lineal. Ya no estoy hablando en el momento, se acabaron las excusas, se me terminaron las ganas de pelear por lo innecesario, por ser elegida, por ser conocida, por ser valorada, por ser salvadora... comenzaro...