Mi película Zipoliteña, tenia que ser así de interesante porque si no, no tendría nada de especial, y vaya que me mantuvo entretenida en todo este proceso.
Estas dos ultimas semanas han sido un vaivén de emociones, la luna sangrienta de mayo prometió cambios y no se quedó en promesas vacías.
Raro, pero me pasa que a veces me quedo sin emitir palabras.
Me pasa que observo los hechos finales y me estorban los argumentos, solo me imagino el ideal soundtrack melancólico para el preciso momento y no existe descripción que le haga justicia alguna.
Estos años, meses, estos días, me han mantenido, concentrada, atrapada en mi historia personal, cambios, finales, miedos, inicios, despedidas, aventuras, y lo digo así, sin orden literario porque a la vida le importa un carajo ser lineal.
Ya no estoy hablando en el momento, se acabaron las excusas, se me terminaron las ganas de pelear por lo innecesario, por ser elegida, por ser conocida, por ser valorada, por ser salvadora... comenzaron mis ganas en mi propia batalla para lograr la independencia de sentir por mi todas esas causas.
Agradezco a todos los que se involucraron, algunos sin querer en ese proceso, también con algunos se me acabo el ciclo, desando luz y amor en su camino lejos del mío, me voy con las bolsas llenas de historias, voy ganadora y deseando ojalá nunca más volvernos a topar.
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