El ni siquiera se va a imaginar que llore detrás del ordenador, que aunque unas letras frías e inhumanas no acentuaron la tristeza de
mi rostro, el asombro de mi mentón y mis ojos que pronto se cristalizaron pero estaban ahí, esperando una respuesta que viniera de la mano de un gesto tierno y una
pizca de sacrifico, pero no… en lugar de todo eso recibió un “estoy
agotado, me voy a descansar” no leíste mis saludos hermosamente
afectuosos como un “espere todo el día por ti, para hablarnos de amor y de
añoranza para solo recibir un, ¿<nos
vemos mañana>?"…
Imagina como llora mi corazón al sufrir la desilusión de dos minutos a mitad de la noche, con la cafeína en mi sangre para aguantar y charlar
un largo tiempo contigo y después de 16 horas seguidas despierta, para tener
que pasar otras agónicas 16 horas despiertas al rato y solo reciba a cambio dos diminutos minutos.
No me
molesta ser la que de más, me entristece ser también la que más aguante… creo
que no nos estamos dividiendo bien tareas, creo que estamos en un nivel
diferente, creo que no hacemos un buen equipo… y no te pienses que me es fácil
aceptarlo, estoy padeciendo la verdad. Pero debo mentirme, yo mi única institución
que puede elegir serme leal, ¿me mentiría?, diría que lo analizado ¿está
mal?...
Debo concluir con total desacuerdo del corazón... cerrar el
caso, dar por terminado el proceso y entrenar de nuevo la lealtad de mi
traicionero corazón, para buscar un candidato dispuesto a seguir el paso…
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