Siempre había visto la paternidad de lado de los hijos,
porque hijo siempre he sido. Cuan agradecida estoy que hoy sin ser padre de
familia pueda ponerme en su lugar, porque he sentido verdaderamente horrible
cuando he escarmentado en mis propios zapatos, aunque esto no significa que no me
vaya a pasar por lo menos tengo muy claro las posibles consecuencias.
¿Qué tan herido pudiera estar un hijo para no nacerle hablar
con su padre, sabiendo que la vida es injusta y que a veces no nos presenta la
oportunidad de redimirnos? ¿Cuán lastimado, traicionado casi irremediablemente
para recordarle en su cumpleaños que viva feliz, que viva tranquilo, que espere
abundancia que aunque son sus deseos más íntimos, mejor se los calla cuando
recuerda el dolor, ese dolor tan grande que venció al deseo.
¿Será verdad que el mayor tesoro de un hombre son sus hijos?
A grandes rasgos la vida te los da como inversión y en su lugar los cuidas como
un tesoro, si bien cuidados los tuviste, amigo… nunca más estarás solo.
Son un tesoro, estoy convencida, pero como el carbón hay que
pulirlos, trabajarlos hasta que alcancen su máximo brillo, y aunque brillantes ya sean siempre lo seguirás
lustrando, nunca será suficiente esto no será un trabajo, será un deleite, un
día cuando ya no puedas más, su resplandor te iluminará el camino, justo como
tu empezaste mi amigo…. y aunque poco me importa si la opinión de los terceros
en el mundo concuerdan o no conmigo, (por el bien común, espero que si),
como deseo que uno entre todos aquellos, sintiera definitivamente que si…
¿Qué fibra importante debiste tocarle a tu hijo, para
decidir simplemente no estar contigo?...
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