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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Mucho que decir y no lo puedo decir

Me había prometido no callar más los atropellos hacia mi persona, pero no pude mantener mi valiosa palabra ¿Por qué? Pues resulta que tengo un traicionero corazón de pollo, además de mendigo rajón que prefiere sufrir y guardar el coraje en silencio, antes que lastimar a uno que tal vez ya esté más lastimado que el propio. Así es, este corazón a todo le encuentra excusa, me dice, “¡mira su situación!, tú te puedes reponer, ¡todavía estás fuerte!, ¿no eres un Roble? pero aquel débil bicho ya ha pasado por mucho, además, no fue tan grave ¡muérdete el labio, y sigue adelante!” Pero la impotencia, el coraje, el orgullo de ser primero yo, o vaya usted a saber que chingado sentimiento negativo se haya formado pero lo que sí, es que es uno bien latoso, que por ratos me infecta mi sistema repartidor de vergazos… Y no es por alagarme, pero la persona a la que defiendo, nunca se va a enterar, que aquí tiene una fiel amiga, de esas chingonas, que con tal de verle feliz, de verle en paz,