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Mostrando las entradas de abril, 2015

Lo justo sería arrancarme los ojos... pero entonces, ¿cómo vería mi reflejo?

¿Quién, siendo una persona que se ame, podría arrancarse un brazo o una pierna? ¿Quién, siendo una ser humano pleno y consiente de la vida, podría convertirse en su peor enemigo? Pareciera que te encontrabas sonriendo, colocaste tu antebrazo en tu boca, apretaste fuerte y arrancaste un pedazo, segundo después dejaste de sonreír, dijiste ¡auch! ¡Duele! comenzó un dolor tan agudo que el llanto pronto hizo acto de presencia y por el dolor comprendiste que no debiste hacer eso, que forma parte de ti.   Siento como si hubiera arrancado con mis propias manos mi alma, o un pedazo de mi cuerpo, siento como si hubiera estado inconsiente de lo que hacía y tan pronto como desperté vi la locura ensangrentada en mis propias manos. Como si yo fuera el enemigo del que había que cuidarse. De pronto todo era gris. Había lacerado las ganas de vivir de las que antes rebosaba y ahora se encontraban en cenizas, una ciudad en ruinas que ignoraba la catástrofe que se avecinaba

Tan puro como mi unicornio

C uando recién escuche esa famosa canción de Silvio Rodríguez (y cuando digo "famosa" me refiero entre los amantes de la trova), en aquel entonces yo apenas estaba conociendo y apreciando verdaderamente ese género de música y esa canción me parecía un poco chocosa, lenta y repetitiva no me gustaba, pero a decir verdad, no la entendía, no la sentía. Hoy después de tantos años, y después de algunos ayeres que ya la había aceptado y en cierta parte entendido, hoy por fin la siento, la lloro, y no evito cantarla tan afónicamente con un nudo en mi garganta. Tan puro como un unicornio, tan sagrado como este ser mitológico, tan conveniente que sea el color de mi preferencia, tan lindo y tan inocente... ¿ quién pudiera derramar la sangre de aquella sagrada criatura sin que pierda el alma ? Mi unicornio azul , ayer se me perdió, y aunque tuviera dos, yo sólo quiero aquel... m i unicornio  azul  se me ha perdido ayer... ¡se fue! "Las flores que dejo,