“Creo que todo sería más fácil, si yo no viviera”, todos y me refiero a TODOS, en algún momento de nuestras vidas, en definitiva hemos pronunciado estás frase aunque sea en lo más oscuro de nuestro perversos pensamientos. Nadie con uso de conciencia está salvo de haberlo siquiera pensado una vez. Y no te atrevas a decirme que tú no lo has hecho, porque claro que lo has dicho, ha sido como una fiebre infecciosa que se cuela por pequeños senderos intocables, pero que al final te ha infectado.
Lo pensamos, porque tal vez si no existiéramos, no
tendríamos que pagar cuentas, cumplir con un objetivo, lastimar a una persona,
enfrentarse a un escándalo, un abatimiento, una perdida, tal vez por el simple
hecho de no existir no tendríamos tristeza, la vida de algún ser humano, como
la familia, el amigo o la pareja sería más absurdamente sencilla. Quizás mi madre ya no tendrían que sufrir económicamente por mí; o no tendría que
terminar una carrera, o pagar estúpidas
cuentas. Cualquiera que sea la maldita razón que nos postra en este estúpido
pensamiento, parece ser que sería el camino más sencillo para muchos.
Claro que hay todo tipo de caso, se encuentra por ejemplo el
argumento más valiente, que sólo fantasea una vez, y sabe que sólo alguien sin nada que hacer, ni ánimos de dar una batalla piensa eso, es decir, son palabras de los perdedores. Así que se levanta, borra esas ideas y continúa con su
vida, y quizás prometiéndose nunca más volver a creerlo. Éste resulta ser por
lo general el caso de las madres de familia que aunque, les quitaría un peso
enorme no existir, saben que muchas personas a las que ellas aman aún más que su propia vida, dependen de su presencia tanto física como anímicamente,
pero también podría suceder que es el caso de muchos que no sean padres.
Otro particular caso, es de los que constantemente lo
piensan, pero siempre salen adelante, es decir tienden a creerlo, pero saben
que así es la vida y que no queda más que continuar viviendo patéticamente en
ella, hay temporadas buenas y temporadas no tan buenas, que simplemente tienen
que pasar. Así que lo piensan cinco segundos, tal vez más (siempre es más), y
continúan, quizás dentro de una semana o dos, o quizás dentro de un mes, un año
reincidan en el pensamiento; pero tarde o temprano lo volverán a creer, porque
es un detestable circulo vicioso.
Y por supuesto, se encentra el caso que constantemente lo
piensa, lo cree, y tal vez hasta lo valora, puede que hasta lo diga en voz
alta, lo susurre a otras personas, y obviamente esté ya es un caso de
depresión, para lo que te pido te trates con un experto en el tema.
Ah qué carajo!…no es que todo sería más fácil si no existiera,
es simplemente que nos gusta el hecho de apagarnos y no saber más sobre los
supuestos “problemas”… no está mal decirlo, a muchos nos espanta, lo que está
mal es no desahogarnos, creer que no lo creemos, atemorizarnos por escucharlo,
eso sí está mal, esto está jodidamente mal… sí, en definitiva… todo sería más
fácil, pero también todo sería más fácil incluso sencillo, si ahorráramos a
tiempo, si termináramos nuestras tareas con antelación, si hiciéramos el extra
que no nos piden en el trabajo, si diéramos el extra que no se merecen los
hijos, los padres, la pareja, y hasta el perro. Todo sería más fácil si a pesar
de hacer todo eso, no esperáramos nada a cambio… te lo aseguro, todo sería
absurdamente fácil.
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