Hace ya muchos años que he tratado con serpientes, me costó
mucho pero mucho trabajo aprender a manipularlas. Ya pasaron 10 años cuando me
mordió mi primer serpiente verdaderamente venenosa. Aquella era una víbora de cascabel (Crotalus simus) y fue
una mordedura de muerte, me dio en la yugular, como todos saben, tiene un característico especial que es el cascabel, en aquel entonces tenía 15
años y podía confiar en que los animales silvestres tenían algo así como un alma
y que se podía estar en paz con ellos, tal fue mi sorpresa, que le di cabida a
mi vida como hubiera hecho con cualquiera que si hubiera tenido un alma. Había
pertenecido a la familia por muchos años y en aquel tiempo jamás había dejado
ver sus colmillos móviles y eso me dio mucha confianza.
Una noche de año nuevo, se acercó tanto de manera muy amistosa (claro
esas eran las señales que yo interpretaba que daba el cascabel pero muy pronto aprendería
una sabia lección) que en una vuelta inoculo su veneno en mi cuello. Era una
herida mortal, difícilmente con mi corta edad saldría de aquel ataque, pero con
las pocas fuerzas que me quedaban me refugie. Deben saber que una serpiente de
cascabel tiene el tipo de veneno crotálico, y por ende el dolor que causa esta
mordedura ofídica es inmediato e invasivo, la herida suele sangrar mucho, los
párpados se te caen como si ya no tuviera sentido la vida, sufres de estrabismo,
de ceguera, te quedas muda pues también hay parálisis en la lengua, es un
veneno que llega a ser de nivel neurológico, sistémico y local. Realmente mortal ese inche veneno.
Tardaron un año los mejores medico en curarme está herida, pero el
verdadero dolor fue desapareciendo después de aquel tiempo en el hospital. Veía
a los animales silvestre con miedo desde aquel entonces y les tenía un pavor
enorme, pero el tiempo me enseño que iba a tratar con ellos toda mi vida,
(sobretodo con las serpientes pues las encontraría en la escuela, en los parques, en los hospitales y hasta en la iglesia) y que tal vez volvería a sufrir otra mordedura
con el tiempo, pero entonces ya estaría preparada.
Cuan fue mi sorpresa que después de esos 10 desastrosos años, de
prepararme de estudiar, de observar movimientos cautelosos de estás víboras, de
afrontar mordeduras de culebras sin glándula de Duvernoy´s (que es la glándula
del veneno que en algunas está conectada con el colmillo), de pequeñas boas queriéndome
constreñir, pero con todo eso me he topado con otra que tal vez es más canija
que la primera mordedura.
Esta vez sabía sobre el cascabel, un buen indicio de que debe uno
alejarse, pero ahora me sorprendió el mimetismo con la que
llego está pequeña coralillo (Micrurus laticollaris), pues no llega a medir más allá de 115 cm. Sabía
que no todas las que parecían coralillo eran venenosas, pero estaba confiada que su mordedura era tan pequeña e improbable que me aventure a
sostenerla, hice amistad con ella, y envolvió en mi cuello, pero nada pudo hacer
con aquella pequeña boca, al manipularla en mi mano y después que se mofará de
mis dedos chuecos mordió uno de ellos. No sentí nada, no pasó nada, no sangro,
al principio me saco de onda pero vi que entonces no era venenosa. Y es que comparándola
con la cascabel, pensaba que sufriría los
mismos síntomas. Pero yo ignoraba que el tipo de veneno era diferente y
posiblemente más peligroso.
El veneno era de tipo micrúrico, donde se
inocula de manera subcutánea, el dolor es leve y solo ves un ligero edema, pero
actúa de manera silencioso, y hace creer a las víctimas que podría tratarse de
una falsa coralillo, o una mordedura seca (que son aquellas donde no inoculan
veneno aunque lo tenga) pero después de un par de horas, cuando deje a la
serpiente y contenta con su gran amistad, después de estar sola en mi
habitación, empecé a sentir un hormigueo en la mano y un adormecimiento, también sentí un cansancio un sueño profundo y supe que era el veneno
actuando, después de esto vendría la parálisis en los músculos de la respiración.
No me rendiría...
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