Y ahí me encontraba, sentada en la elegante sala de espera de la
terminal de autobuses en Juchitán Oaxaca, escuchando música y recordando que
faltaba 1 hora (si es que no se retrasaba) antes de que llegase mi siguiente
camión que me llevaría a mi flamante ciudad de Pochutla.
De pronto volteé a ver que mis converse pedían un grito de
auxilio al agua y al jabón, pero lo que me llamo la atención fue que justo al lado de ellos, en el piso había un
tipo de pasta negra revuelta con pasta blanca… y al observar bien, resulto no
ser una pasta, sino más bien, una zurrada de pájaros, a lo que pensé “si hay popo en el suelo, entonces el enemigo debe estar...” e instintivamente y aterrorizada fijé la mirada al techo y los vi.
Más de 30 tórtolas trepadas y durmiendo en las varillas de la
lujosa marquesina. Así que como pedo que lleva el aire, me aleje del lugar de
fuego y me ubique rápidamente en otro lugar lejos de los poderosos misiles. El
señor de alado se me quedó viendo con cara de “no muerdo” pero yo inteligentemente
fije mi mirada en las aves y él echo un vistazo también, así que supo el
porqué de la huida y también intento refugiarse en otro lugar, pero supongo que
haciendo un cálculo físico-matemático rápido concluyó que a él no le afectaba
dichos misiles, y se quedó allí. Pero advertía con la misma mirada que yo le había
echado unos instantes atrás a las personas que se sentaban ahí.
De pronto una pareja mayor se sentó en la zona roja, y
entonces cayó el primer fusilado de la noche, quién instintivamente después de
la acción también fijo la mirada en las dormilonas aves, y yo bien ojei no pude
evitar reírme. Obviamente también ellos buscaron refugio.
Más tarde cayó la segunda repitiendo el acto de la pareja
anterior del juego de miradas, pero estos no se movieron, más bien solo curaron
las heridas y se quedaron ahí retando al enemigo, tal vez creyendo que funcionan como los rayos, que no caen dos veces en el mismo lugar. Cosa que yo sabía que era
absurda, porque tengo un ave de compañero de cuarto y sé muy bien que no se
rinden y que traen muchas balas para disparar tanta veces como sea posible. Además
eran más de 30 posicionados estratégicamente para tirar a matar a quién ocupe
espacio debajo de ellos. A mi casi me dan en un pie, pero como dije, tengo
experiencia con estos guerrilleros y sé muy bien que son un enemigo poderoso y
cuando uno los ve, mejor de lejos si quieres permanecer con vida… por cierto mi
maleta no lo logro….
Jajaja—estabas en zona de guerra jajaj y lo peor eras blanco fácil, que bien que te protegiste a tiempo aunque pobre de tu maleta.. he escuchado decir que si te cae alguna bomba de esas es de buena suerte tal vez porque después de eso tu suerte ya no puede ser peor jajja
ResponderBorrarjajaja si yo pienso lo mismo, pero gracias a mi experiencia, salí limpia de la masacre anque mi maleta no puede platicar lo mismo
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